El 30% de los accidentes laborales se producen por el abuso de la bebida y otras drogas.
Hasta el 17% de los trabajadores españoles tiene un consumo de alcohol de «riesgo», lo que significa que toma al menos tres bebidas durante su jornada laboral. De ellos, uno de cada tres está en situación de «alto riesgo» al compatibilizar su tarea cotidiana con más de cinco consumiciones diarias de alcohol.
Estos datos, entre otros, han llevado a la organización Proyecto Hombre a desarrollar una serie de programas de prevención del consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral, según ha informado hoy el director general de la asociación, Francisco Recio. En torno al 78% de la población laboral de este país ha consumido en los últimos doce meses alcohol, el 33% tabaco diario, el 11% cannabis, y un 3,5%, cocaína, ha agregado José Oñorbe, subdirector general de Información, Estudios y Coordinación de Programas de Prevención de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Oñorbe ha relatado que, aunque no existe un perfil determinado para las personas con estas adicciones, sí se percibe un consumo más elevado en el sector primario, concretamente en la construcción, la agricultura y la hostelería. Tampoco son despreciables los porcentajes de gente que acude a su lugar de trabajo habiendo tomado tranquilizantes, cerca de un 7%, o somníferos, en torno a un 4%.
Si bien el consumo habitual de alcohol en España es algo socialmente aceptado, no por eso deja de ser muy peligroso, como demuestra el hecho de que entre un 15% y un 30% de los accidentes laborales se relacionen con el abuso de las bebidas y otras drogas, ha comentado el subdirector del Plan Nacional sobre Drogas.
Magdalena Morey, responsable de Formación de Proyecto Hombre Baleares, ha indicado que en este colectivo el absentismo laboral es dos o tres veces superior al resto de los trabajadores. Las bajas por enfermedad de este colectivo dependiente de sustancias tóxicas tienen además un coste tres veces superior al del resto de los empleados, en ocasiones, porque se alargan en comparación con el resto. La frustración de la trayectoria profesional, el mal clima de trabajo y la disminución de productividad también son consecuencias importantes de este consumo.