¿Usted pasa mucho tiempo en línea? ¿Revisa constantemente su smartphone para ver si tiene mensajes o notificaciones? ¿Y se siente ansioso cuando no hay conexión a Internet?
Si su respuesta es sí a estos síntomas, usted podría estar en el camino hacia la adicción a los contenidos en línea, un problema social que ha ido en aumento en todo el mundo y que, según algunos estudios recientes, también podría estar afectando negativamente el cerebro de quienes la padecen.
Según un estudio reciente publicado en la revista Ciber-psicología, comportamiento y redes sociales, de la Universidad de Hong Kong, investigadores estiman que el seis por ciento del mundo es adicto a Internet, lo que representa alrededor de 420 millones de personas. Sólo en China, se estima que el problema afecta a cerca de 24 millones de personas jóvenes y el gobierno estableció clínicas para hacer frente a la adicción.
A pesar de que la mayor parte de los daños causados por la llamada adicción a Internet (AI) son sociales y psicológicos, estudios recientes revelan que la exposición constante a contenido en línea puede ser perjudicial para las actividades cerebrales e incluso afectar algunas de sus funciones. La investigación realizada por la Academia de Ciencias de China sugiere que los cerebros de los adolescentes que son aparentemente adictos a Internet tienen una “materia blanca” anormal, un tejido cerebral, que contiene fibras nerviosas. También encontraron evidencia de la interrupción de las conexiones en las fibras nerviosas que unen las áreas del cerebro involucradas en las emociones, la toma de decisiones y el autocontrol.
Otras investigaciones sugieren que las regiones de la corteza prefrontal y estructuras cerebrales asociadas son más propensas a estar involucradas en el desarrollo y mantenimiento de un uso adictivo de Internet, como ocurre con las adicciones a sustancias o juegos de azar. “Mucho se ha hecho que muestra que la corteza prefrontal es responsable de la AI y esto es comparable a otros trastornos de adicción”. dijo a Metro Kimberly Young, psicóloga y fundadora del Centro para la Adicción a Internet.
Aunque hay muchos estudios que sugieren cambios en la actividad cerebral por el uso excesivo de los contenidos en línea, hay otros, como la investigación reciente de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), que cuestionan la presencia de la actividad cerebral adictiva en las actividades que se consideran adictivas, como el consumo de pornografía; o incluso algunos que encontraron be-neficios significativos por el uso controlado de Internet, como el caso de la investigación de Gary Small, profesor de psiquiatría en UCLA, quien sugiere que el uso de Internet podría mejorar la función cerebral y acelerar la toma de decisiones.
A pesar de la presencia de decenas de estudios sobre los supuestos riesgos o be-neficios que se derivan de la utilización de Internet, los expertos coinciden en que este campo de estudio todavía tiene un largo camino por recorrer con muchas teorías por comprobar. “Las he-rramientas de neurociencia para estudiar el comportamiento de Internet están en su infancia”, admite Larry Rosen, profesor de psicología en la Universidad Estatal de California, Dominguez Hills, y autor del libro iDisorder.
Lo que es cierto es que hay millones de casos de adictos a Internet y cientos de centros dedicados al tratamiento de este trastorno; en los últimos años el gobierno chino ha erigido 400 “campamentos de arranque de rehabilitación”para tratar el trastorno de adicción a Internet. La presencia de estos centros se ha extendido en todo el mundo con la promesa de corregir esa adicción. “La adicción a Internet es una enfermedad cerebral grave que puede ser manejada a través de la programación de tratamiento integral”, dijo Brittany Ott, médico de servicio corporativo del Instituto de Illinois para la recuperación de adicciones, que tiene un programa especial para tratar la adicción a Internet.
Mientras continúa el progreso en la investigación sobre los cambios en el ce-rebro que podría provocar la adicción a Internet, los especialistas aconsejan ser conscientes de cómo usamos Internet para evitar caer en conductas adictivas. “La conciencia personal de los comportamientos en línea es importante. La cantidad de tiempo que una persona está gastando en el Internet y el deterioro en otras áreas de estilo de vida relacionados con el uso de Internet puede ser señal de que la intervención profesional es necesaria”, concluye Ott.